Una investigación desató una nueva polémica en la Policía de Mendoza, luego de que la Fiscalía de Estado descubriera irregularidades en una serie de denuncias por enfermedades profesionales que realizaron, al menos, 15 integrantes de la fuerza.
Las mismas fueron realizadas a fines del año pasado, pero no constaban en los certificados de Sanidad Policial. Justamente, los efectivos en la mira recibieron ascensos durante ese periodo, pero nunca declararon tener algún tipo de padecimiento físico o psicológico.
Debido a esto, se inició una pesquisa en la Inspección General de Seguridad (IGS), que también extrajo una compulsa para que la Justicia investigue el caso.
La causa (expediente 100898/18) quedó a cargo de la fiscal de Delitos Económicos Gabriela Chaves, quién se encuentra recaudando la información y documentación de los efectivos que se encuentran en la mira, que aún no han sido imputados. De esa forma, buscan establecer si existió algún tipo de delito.
Por su parte, la IGS les inició un sumario a los 15 funcionarios públicos y no descartan que se sumen más efectivos al caso, ya que se continúan a analizando las denuncias por enfermedad que se radicaron en el último tiempo, indicaron fuentes cercanas a la causa.
De acuerdo con la información a la que se accedió, la causa tuvo su inicio cuando a principios de este mes personal de la Fiscalía de Estado se encontraba revisando los ascensos policiales que se otorgaron a fines de 2017 y descubrieron que varios efectivos con prestaciones en el Gran Mendoza presentaban irregularidades.
Al parecer, un grupo de, en principio, 15 integrantes de la Policía de Mendoza habían realizado denuncias al Estado a través de aseguradoras de riesgo de trabajo (ART) por enfermedades profesionales, es decir, trastornos provocados por el mismo ejercicio de las tareas policiales.
En general, los efectivos declararon padecer lumbociatalgia con episodios de reagudización. Se trata de una afección provocada por la compresión del nervio ciático que general dolores en las región lumbar, las piernas y los muslos. La misma suele presentar en policías después de años de servicio.
Lo llamativo es que, la enfermedad que los funcionarios públicos denunciaban padecer no figuraba en los certificados que había presentado en Sanidad Policial, a la hora de autoproponerse para los ascensos que se otorgaron a fines del año pasado.
Justamente, el perfecto estado de salud física y psíquica de los efectivos es uno de los requisitos principales a la hora de ser tenido en cuenta para los ascensos, explicaron las fuentes.
Estas inconsistencias en la documentación de los policías fue denunciada a la IGS, que inició las tareas correspondientes. Por lo pronto, los efectivos sólo fueron sumariados y serán indagados a principios de enero.