El crimen del empresario Dante “El Gringo” Beneite de 54 años, ocurrido en la madrugada del martes, sigue envuelto en misterio en La Paz.
El cuerpo fue encontrado en el dormitorio de su casa con cinco disparos pero, aunque persisten interrogantes, los investigadores han echado luz sobre cuestiones claves: es cada vez más claro que el móvil fue el robo y, además, es muy probable que la víctima conociera a su asesino.
“Andaba con una suma importante de dinero encima que no aparece. Le había pagado a los empleados y cancelado algunas deudas. Pero tenía unos $ 100.000 y ese dinero no está”, contó una fuente.
Beneite pasó sus últimas horas en un club de La Paz al que los parroquianos se arriman para jugar a las cartas por plata. Allí no solo van vecinos, sino también gente de localidades cercanas y hasta de San Luis.
Y aunque en un principio se rumoreó que en la madrugada del martes Beneite había salido de allí con una fortuna, los investigadores creen que ganó un dinero, pero que no fue tanto.
“Se dijo que había ganado dos millones de pesos pero no es cierto y, por lo que hemos averiguado entre aquellos que lo vieron, Beneite pudo haber embolsado unos $ 20.000”, agregó la fuente. “Lo de los dos millones es viejo, parece que ganó ese dinero pero con un caballo y hace más de un año”, explicó.
Beneite era dueño de una panadería, también tenía almacén, carnicería y cabañas para alquilar. Solía comprar y vender ganado y le gustaban los caballos de carrera. “Tenía múltiples negocios y todos los días levantaba la recaudación. Era un hombre de andar con plata encima pero, por lo que sabemos, no tenía enemigos ni estaba amenazado y del club se fue sin problemas, allí no discutió con nadie”, detalló un investigador.
El hallazgo del cuerpo lo hizo su hija, cerca de las 10 del martes. El auto de Beneite seguía junto a la casa, ubicada en el kilómetro 899 de la ruta 7. La entrada no había sido forzada y adentro no había mayor desorden.
“Es curiosa la cantidad de tiros; uno podría pensar dos cosas: o el asesino le tenía mucha bronca o lo conocía y quiso asegurarse de que lo mataba”, especuló un pesquisa.
La resolución del crimen está en manos del fiscal Héctor Gustavo Rosas, que logró acotar la hora de la muerte, ya que en principio se había fijado entre las 4 y las 6.30. Pero lo cierto es que la víctima habló por teléfono a las 5.
“Llamó a un empleado de la panadería para organizar el trabajo, fue una comunicación normal y habitual”, contaron.
Ayer el fiscal tomó testimoniales a familiares, empleados y conocidos; mandó a analizar el contenido de la cámara del peaje de la ruta y espera por la necropsia. Policía Científica volvió a la escena del crimen. Mientras, el pueblo de La Paz especula que el asesino no es del lugar.