En la mitología griega existe un mito acerca de un joven llamado Narciso, quien era muy guapo y del cual todas las chicas estaban enamoradas, sin embargo Narciso no podía amarlas ya que él tenía una gran admiración por sí mismo.
En el mito Narciso es castigado debido a que éste había rechazado a una muchacha llamada Eco y solicitó la ayuda del Dios Némesis para vengarse. ¿En qué termina la historia? Narciso un día ve su reflejo en un espejo de agua, queda tan impactado por la belleza de su reflejo que al querer tocarlo y abrazarlo cae al agua y se ahoga.
Sigmund Freud, toma el mito de Narciso y surge la teoría acerca del narcisismo, de ahí su nombre, alguien narcisista es quién toma como objeto de deseo a sí mismo. Es decir que todo el deseo y el amor en vez de ser dirigidos a otros, van a recaer sobre la persona en sí.
Hay que aclarar un punto importante, el egocentrismo no es lo mismo que el narcisismo. Se diferencian en que el egocéntrico omite los puntos de vista que no sean los propios se puede ver claramente en los niños pequeños quienes no consideran el punto de vista del otro. Mientras que el narcisista se ocupa en pensar a los otros como un medio para construir una autoimagen definida por la grandiosidad, el egocéntrico ignora y desprecia la opinión ajena.
Según el DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) una persona narcisista padece un trastorno de la personalidad. Es un patrón general de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía. Hablamos de trastorno porque la persona se ve afectada en su vida diaria y en sus relaciones con los demás. Se puede hacer una lista con algunas características que posee una persona con este trastorno:
-Cree que es especial o único y que solo puede ser comprendido o relacionarse con personas de alto estatus.
-Exige una admiración y elogios excesivos son personas absolutamente pretenciosas, irracionales.
-Es interpersonalmente explotador, saca provecho de los demás para conseguir sus metas.
-Carece de empatía, es reacio a reconocer las necesidades y sentimientos de los demás.
-Frecuentemente envidian a los demás y creen que los demás los envidian a ellos.
-Presenta actitudes soberbias, desdeñosas y arrogantes.
A pesar de las características anteriores una persona con este trastorno no posee una autoestima sana, es más bien lábil puede desmoronarse ante la menor crítica. Es como si usaran una máscara para ocultar su inseguridad.
Actualmente las tecnologías y aplicaciones como: Instagram, Facebook y Tik Tok a través de los likes de los seguidores contribuyen a cultivar el Narciso que llevamos dentro. Y las personas se vuelven “admiradores” y fuente para aumentar el ego al comenzar a verlas como medio para enriquecer la propia imagen se pierde el contacto con ellas.
En fin no dejemos que el individualismo y todo lo que nos lleve socialmente a mantener los ojos enfocados en nosotros mismos nos mantenga “encantados” como a Narciso, levantemos la mirada, seamos capaces de mirar a los ojos de las demás personas para apreciarlas. Porque como dice un viejo refrán: “Las apariencias engañan”.
Fuente: Estudiantes de Psicología de la Universidad de Congreso