Este lunes amaneció con la noticia de un nuevo caso de femicidio en General Alvear, el cual incrementa las estadísticas de hijos de mujeres asesinadas.
En casi seis años, y con el caso de hoy, ya son 86 hijos los que perdieron a su mamá en un femicidio en Mendoza. Son hijos de las 39 mujeres asesinadas, generalmente con mucha saña, en un marco de violencia de género. En la mayoría de los casos el hecho fue llevado a cabo por parejas o ex parejas. Para los hijos, otro drama, ya que suele ser su padre. Hasta el domingo, 59 eran menores de 18 años al momento del hecho y 24 mayores de esa edad.
A veces han sido testigos inocentes del macabro momento, incluso de reiteradas violencias previas, de las que quizás también fueron víctimas directas o indirectas. Han visto el cuerpo de su madre ensangrentado, herido, inerte. Otros simplemente recibieron la noticia de que esos brazos ya no estarían para ellos porque alguien decidió arrebatárselos.
La ley 20.791 que introdujo la figura de femicidio como agravante en el país fue sancionada en noviembre de 2012. Estos asesinatos se produjeron desde entonces en la provincia. Los que sucedieron antes, eran menos visibles, atenuados bajo otras miradas y otras figuras jurídicas.
La Casa del Encuentro elaboró un informe con el seguimiento de casos desde la sanción de la ley hasta marzo de este año a los que luego se sumaron los más recientes.
Entre los más resonantes aparece, por ejemplo, el de Julieta González (21), asesinada a golpes por su pareja, y cuyo cuerpo apareció en Cacheuta. Tenía entonces un hijo de 3 años.
O el de Mariana Suárez Pallers (34 años), quien tenía ocho hijos, todos menores. Justamente uno de ellos vio el ataque a balazos que recibió su madre el 11 de noviembre de 2016 en su casa del barrio Democracia de Las Heras. “El papá mató a la mamá”, le dijo a su abuelo paterno cuando fue a la casa de él a buscar ayuda.
También el de Ayelén Arroyo (19), que fue degollada por su padre, quien la abusaba, y tenía una niña de 18 meses.
Hay casos en los que el asesino también se cobra otras vidas, como las madres de su víctima primaria o incluso los hijos.
El último hecho que sacudió a la provincia ocurrió el domingo pasado: Ivana Milio (46) fue asesinada por su pareja, quien está detenido. Fue con tal saña que tenía rotos casi todos los huesos del rostro y hasta una especie de agujero hecho con la punta de un televisor. Su hija de 13 años fue la primera que ingresó a la casa y se encontró con el escenario. Además tenía otros dos hijos, de 22 y 24 años.
Guadalupe (es un nombre ficticio) tiene 7 años. Hace ya algunos que su papá mató a su mamá. Después de eso su abuela paterna decidió quedarse con ella sin consultar a la familia materna, algo que recién hace un par de meses se resolvió a medias.
Actualmente vive algunos días de la semana con unos y otros con los demás, según determinó la Justicia.
Su abuela paterna decidió de manera inconsulta todo sobre ella. Entre esas cuestiones, la cambió de colegio y la niña perdió a sus compañeros. “Es buena alumna, tiene todo 10 en la libreta”, comenta su abuela materna quien lucha por tenerla.
Contó que cada tanto tiene crisis de llanto, gritos y angustia. Dijo que además recibe mensajes manipulados por parte de la otra familia.