Las mujeres con mutaciones de los genes BRCA1 y BRCA2 tienen hasta un 54% más probabilidades de padecer la enfermedad que aquellas que no poseen esta mutación.
El 8 de mayo se celebra el Día Mundial del Cáncer de Ovario, fecha destinada a generar conciencia sobre esta enfermedad que, como se la suele diagnosticar en etapas avanzadas porque no tiene síntomas específicos, representa el segundo tumor ginecológico más letal, tanto a nivel mundial como en la Argentina.
Si bien uno de los principales factores de riesgo para el cáncer de ovario es la edad (la mayoría se origina después de la menopausia), los antecedentes familiares (madre, abuela o hermana con cáncer de ovario o mama y padre o hermano que tengan o hayan tenido cáncer de próstata o páncreas), la obesidad y la predisposición genética cumplen un rol importante en su desarrollo. De hecho, aproximadamente el 20% de los cánceres de ovario seroso de alto grado presentan una mutación del gen BRCA.
Actualmente, se sabe que los genes BRCA1 y BCRA2 mutados predisponen tanto al cáncer de mama como al de ovario. En este sentido, el avance de la medicina de precisión aporta una gran herramienta para evitar los diagnósticos tardíos: hoy existen tests para determinar la presencia de estos genes alterados, lo que ayuda al abordaje de la enfermedad.
Es que conocer la mutación no sólo permite mejorar el tratamiento de la paciente, sino que además colabora en la disminución del riesgo de las mujeres para cáncer de ovario, y de los hombres para los tipos de cánceres ya mencionados: aquellas mujeres que presentan mutaciones en los genes BRCA1 o BRCA2 tienen hasta un 54% más probabilidades de padecer la enfermedad.
“Todas las mujeres sanas con antecedentes familiares deberían hacer asesoramiento genético para prevención, y todas las mujeres con cáncer de ovario, aun sin antecedentes familiares, también debieran hacer asesoramiento genético ya que existen hoy día terapias dirigidas que pueden mejorar considerablemente el pronóstico de la enfermedad”, señaló el médico Santiago Bella, presidente de la Asociación Argentina de Oncología.
Las opciones de tratamiento varían según el estadio del cáncer, la condición física de la paciente y otras características que debe tener en cuenta el médico tratante. A las alternativas tradicionales (cirugía, quimioterapia, radioterapia y terapia hormonal), en los últimos años se sumaron también las terapias dirigidas que tienen menos efectos adversos y son más eficaces frente a ciertos tipos específicos de tumores.
Recientemente se aprobó en la Argentina, una nueva terapia dirigida que ataca las células cancerígenas que tienen mutaciones especificas sin afectar las sanas y que prolonga la sobrevida libre de progresión por una mediana de más de 4 años y medio en pacientes recién diagnosticadas.
A diferencia del cáncer de cuello de útero, que se puede detectar de manera temprana por medio del papanicolau (PAP) y la colposcopía, no existen pruebas para el diagnóstico precoz del cáncer de ovario. Por eso es importante conocer los factores de riesgo de la enfermedad y realizar las consultas ginecológicas de rutina.
El cáncer de ovario suele confirmarse en estadios avanzados, ya que como no presenta síntomas específicos se suelen demorar el diagnóstico y el inicio del tratamiento. Una paciente con esta enfermedad puede no tener síntomas, o que los mismos sean inespecíficos por lo que suelen demorar el diagnóstico y posterior tratamiento.
Síntomas de todos los estadios de la enfermedad:
• Dolor abdominal o pélvico.
• Sangrado vaginal
• Constipación
• Distensión abdominal
• Diarrea
• Fatiga
• Orinar con frecuencia
Síntomas de la enfermedad avanzada:
• Aumento de la circunferencia abdominal
• Hinchazón
• Náuseas
• Anorexia
• Dispepsia
• Síntomas Respiratorios
• Saciedad temprana/dificultad para comer
• Masas abdominales
Teniendo en cuenta que desde 2020 la pandemia del coronavirus tomó lugar en los centros de salud, sin lugar a dudas, el miedo a contraer el virus en hospitales y clínicas, disuadió a los pacientes de buscar atención médica por nuevos síntomas, reprogramando chequeos y/o evitando acudir a citas de controles de rutina. Incluso, aquellos pacientes que habían sido diagnosticados con cáncer descontinuaron su tratamiento por temor a contraer Covid-19 en los centros médicos especializados en estas patologías.
Según una investigación realizada entre el 2 y el 8 de abril de 2020 por la Organización Mundial de la Salud sobre las Implicancias del Covid-19 en el tratamiento del cáncer, en la Argentina, durante el período de aislamiento estricto, las consultas se redujeron un 97% y el número de pacientes que iniciaban tratamientos disminuyó en un 72%.
Un 52% de los consultados creía que su sistema de salud podría demorar entre 1 y 3 meses en retomar tratamientos y cirugías a los pacientes que pospusieron sus tratamientos, mientras que un 35% sostuvo que llevaría entre 4 y 6 meses volver a los tratamientos. El 23% restante supuso aún más tiempo de espera.
Fuente: El Sol