Australia marca un precedente mundial con una medida drástica para combatir la crisis de salud mental juvenil asociada al uso de redes sociales: a partir del próximo 1° de diciembre, quedará prohibido el acceso a estas plataformas para todos los menores de 16 años. Esta audaz legislación convierte al país en el primero en adoptar una restricción de este tipo, representando una apuesta decidida del gobierno australiano por impulsar un profundo cambio cultural en la era digital y priorizar el bienestar de sus adolescentes. La iniciativa busca mitigar los efectos negativos que la sobreexposición y el uso no regulado de estas herramientas tienen en la psique de los más jóvenes.
La nueva normativa traslada la responsabilidad principal de la verificación y cumplimiento directamente a las grandes empresas tecnológicas. Estas compañías deberán implementar sistemas rigurosos y demostrar que están realizando su "mejor esfuerzo" para garantizar que los menores de la edad establecida no puedan crear perfiles ni acceder a sus plataformas. Este desafío legal impone una carga significativa sobre el sector, obligándolas a innovar en mecanismos de control de edad efectivos, con el objetivo de hacer cumplir la prohibición y asegurar la protección de la salud mental de los menores australianos.
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