Con un mercado que sigue mostrando fuertes restricciones por las trabas para importar autos, los precios de los 0 km van a empezar marzo con un salto importante.
Además del “cepo” para el ingreso de vehículos del exterior, el próximo mes se sumará el ajuste de la base tributaria del impuesto al “lujo” que tendrá una actualización de l 19%, tal como adelantó Ámbito a comienzo de febrero.
Si bien esto impactará de forma directa en los modelos que están “topeados” -se conoce así a los vehículos que están justo debajo del valor a partir del cual se empieza a tributar Impuestos Internos-, la suba de límite fiscal hará que se acomode la escala de precios de los 0 km de menor valor.
Hasta fines de febrero los modelos que no están alcanzados por este tributo son los que tienen un precio al público de alrededor de $5.800.000, según la forma de cálculo y el margen de comisión de las concesionarias. En la práctica, esos autos ya se dejaron de comercializar desde hace semanas o tienen que sufrir un pago “extra”. Desde el 1 de marzo ese tope pasará a aproximadamente $7.000.000. A partir de ese monto, caen en Internos.
Es posible de algunas versiones tengan un incremento del 19%, similar al del ajuste de la base imponible, pero serán casos aislados.
Fuentes del sector estimaron que las listas de precios tendrán una suba del 6% en promedio. Sería un número alto teniendo en cuenta lo que venía sucediendo en los últimos meses de 2022, tras el pedido del Gobierno de tener una pauta de incremento de alrededor del 4%. De esa manera se logró que la suba de precios acumulada durante el año pasado para el sector rondara el 77% contra una inflación del 95%.
Es cierto que algunas marcas eludieron ese acuerdo cambiando el “código” de algunos vehículos. Presentaron versiones nuevas de algún modelo, con un imperceptible retoque, pero a un precio mayor que el que fijaba la pauta oficial.
Lo que está claro en el mercado es que la demanda ya no tiene la misma solidez del primer semestre del año pasado. Esto tiene que ver con cuestiones económicas, pero también es una respuesta de los consumidores a la falta de modelos.
“Ya la gente sabe que hay una oferta restringida, que faltan vehículos y por eso dejaron de buscar. No están dispuestos ni a esperar la entrega con fechas inciertas ni a pagar valores siderales. La demanda se mantiene para la cantidad de unidades disponibles cada mes, pero no hay una ansiedad como un año atrás donde se buscaba aprovechar la brecha cambiaria” explicó a Ámbito el dueño de una concesionaria.
Por redacción