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Al menos tres delincuentes son intensamente buscados, luego de haber asaltado al ex legislador Justicialista Clemente Tito Montaña, a su esposa, y a dos amigos, en su casa de Maipú en la mañana del martes. La VW Amarok en la que escaparon algunos de los ladrones, fue encontrada en Guaymallén, pero nada se sabe del Toyota Etios de Montaña. Tienen la hipótesis que los asaltantes tenían estudiados los movimientos de las víctimas.

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Montaña había quedado maniatado en el patio de su casa, de calle Padre Vera 987, de Maipú, luego de haber sido engañado por delincuentes que le dijeron que se les había caído una pelota hacia su patio. Cuando el ex diputado se fue a fijar, lo atacaron y maniataron, alrededor de las 9.30 del martes. Dos horas después, cuando los asaltantes escaparon, sus familiares encontraron al hombre de 82 años desvanecido, y minutos más tarde un médico confirmó su muerte.

Inmediatamente, se montó un operativo en el lugar para atrapar a los ladrones, pero no dieron con ellos. Verificaron varias cámaras de seguridad de la zona, especialmente en casas particulares, donde vieron para dónde habían escapado con los dos vehículos que robaron de la casa de Montaña.

Estaba abandonada y en su interior ya no había nada de lo robado. Policía Científica trabajó minuciosamente sobre el vehículo para encontrar un pelo, una huella, cualquier detalle que los lleve a identificar a los ladrones.

Mientras, continúan con la búsqueda del Toyota Etios blanco, patente AD944AY, y de los tres hombres que irrumpieron en un día normal de la familia, y como consecuencia, Montaña, ex legislador del PJ en 1983, murió de un paro cardíaco.

Hipótesis sobre quienes engañaron a Montaña
Los investigadores creen que el golpe estaba planeado. Sabían que Montaña, de 82 años, y su esposa, de 80 años, vivían solos en su casa, a pesar de la ocasional visita de un matrimonio de 51 y 55 años que habían llegado de Mar del Plata.

Por la forma en que engañaron al ex diputado, al hacerle creer que una pelota había caído en su patio, sabían cómo manejarse en el interior de su casa. Y así fue como al entrar, encerraron a las víctimas en una habitación, mientras les exigían dinero, joyas y elementos de valor.

Por redacción