El Presidente del Concejo Deliberante Daniel Llaver, escribió una solicitada a los medios dando su parecer sobre la necesidad de concluir la cuarentena preventiva tal como se conoce.
Por DANIEL LLAVER / En esta nota voy a dar una mirada distinta de la situación que nos toca vivir a los argentinos y mendocinos en particular. Así lo hago por que creo que pocas veces en mi vida he escuchado decir y he visto hacer barbaridades sin ningún tipo de fundamento y darlas por cierto. Todo esto, con cualquier tipo de argumento que se pretende hacer creer como válido.
Estoy seguro que en las situaciones críticas es cuando se deben agudizar nuestros sentidos, principalmente el sentido común, un bien escaso en esta época. Es cuando se deben escuchar todas las campanas y tomar medidas no solo basadas en la opinión popular o de algunos infectológos que se han convertido en gurúes que guían nuestros destinos y cuyas opiniones se han convertido poco menos que inapelables.
Como dije anteriormente, creo necesario -e imprescindible- escuchar otras voces de la sociedad como por ejemplo la de otros miembros de las distintas sociedades científicas de especialidades médicas. También a economistas, sociólogos, politólogos, representantes de distintas cámaras económicas, sectores productivos, sindicales, religiosos, educativos, representantes de organizaciones civiles que velan por el interés de los adultos mayores y demás sectores que componen al universo vivo en el que nos relacionamos.
Si bien es cierto que fue necesario tomar medidas estrictas de higiene, aislamiento social, reducción de actividades no indispensables y medidas más extremas como la cuarentena estricta, para evitar que la curva de contagios se dispare y saturen los efectores de salud; lo cierto es que cuando estas medidas se prolongan y se vuelven inflexibles terminan teniendo efectos indeseables. Mucho más nocivos que los que se pretende evitar, con consecuencias seguramente catastróficas para el conjunto de la sociedad.
Desde el punto de vista médico se puede afirmar que este año en Argentina habrá un número significativo menor de morbilidad y mortalidad por enfermedades infecto contagiosas, fundamentalmente respiratorias en todos los grupos etarios.
También sabemos que el virus va a circular y va a llegar a cada uno de los rincones de nuestro país tarde o temprano y se va a instalar como una más de las cientos de causas de enfermedades infectocontagiosas que hoy existen y conviven con todos nosotros.
Por otro lado, el sedentarismo al que estamos obligados seguramente va a causar graves daños en la población, como el incremento de la obesidad que a su vez traerá aparejado un sensible incremento de enfermedades coronarias como infarto agudo de miocardio, hipertensión arterial y diabetes mellitus entre otras dolencias. Eso, sin contar los cambios de humor negativo por disminución de las endorfinas que genera la actividad física con el consecuente aumento de enfermedades psicosociales.
Si hablamos de economía, nadie es ajeno a las gravísimas consecuencias que traerá la recesión, la inflación, la pérdida de empleo, las quiebras o la interrupción de las cadenas de pagos y el aumento de la pobreza. En consecuencia, también de la inseguridad en la población. Todo lo cual también repercutirá negativamente en la salud de la población, aumentando el nivel de estrés y, como consecuencia, el incremento de las enfermedades psicosomáticas.
Desde el punto de vista jurídico, estas medidas están vulnerando numerosas libertades individuales, como las de circular libremente, comerciar, visitar a familiares, festejar las fechas importantes y hasta despedir a nuestros seres queridos al momento de la partida final.
Desde el punto de vista político, se corre el riesgo que los gobiernos actúen con totalitarismo -el Estado onmipresente-, sin respetar la división de poderes haciendo abuso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), convirtiéndose en gobiernos paternalistas, demagogos y autoritarios, atribuyéndose la suma del poder y cometiendo gruesos errores como la liberación masiva de presos de los penales, incluyendo a condenados por delitos aberrantes y a corruptos que nadie quiere.
Por lo antes expuesto, propongo concluir en forma inmediata con la cuarentena y el aislamiento social tal como está planteado, cuidando principalmente a las personas de riesgo y con mayor vulnerabilidad como adultos mayores de 65 años y personas de cualquier edad inmunosuprimidas. Y, considerando que no se debe favorecer la circulación comunitaria del virus, la educación deberá continuar de forma remota debido que en los establecimientos educativos no se dan las condiciones de distanciamiento.
Extremar las medidas de prevención y protección, como el distanciamiento social y las medidas de higiene. Poner en funcionamiento con distintos protocolos las actividades físicas, económicas y educativas, antes de que el daño que le estamos causando a la sociedad sea irreversible; mucho más que las consecuencias directas que pudiera producir este famoso y maldito virus.
Firma del comunicado: Daniel Llaver: médico pediatra, neonatólogo, ex director del hospital Alfredo Perrupato.
Ex director de la Región Sanitaria Zona Este de Mendoza.
Ex diputado mendocino.
Actual concejal y presidente del Concejo Deliberante del Departamento de General San Martín.