A fuerza de chistes, picardía, histrionismo y su particular velocidad para conducir, Darío Barassi se convirtió en uno de los bastoneros favoritos de la actualidad para los televidentes argentinos: es normal ver cómo distintos recortes de 100 Argentinos Dicen se vuelven virales rápidamente en las redes.
“Facu, Facu, Facu… contame tres actividades que hagas por día”, le dio el pie Barassi a Facundo, el integrante menor de la familia Papazian, para que contara en el aire del programa que se emite en las tardes de El Trece cuáles son sus intereses, sus hobbies o bien sus ocupaciones de adolescente. Pero el participante del juego quiso ser más gracioso que el conductor: “El gimnasio… ¿lo conocés?”, le disparó con ironía y con un dejo de gordofobia.
“No, no conozco…”, replicó el destinatario y dejó de mirar al jugador para posar una mirada maliciosa hacia una cámara lateral: decidió entrar al terreno al que lo llevó Facundo y comenzó a cocinar una venganza. “Bueno, es un lugar…”, insistió el joven con su gracia mientras los gestos de Barassi se intensificaron. “No lo conozco”, le repitió Darío. “Andá a buscarlo”, dijo Papazian con una sonrisa, creyéndose ganador de la situación y, tal vez, satisfecho al creer haber desactivado el buen humor del conductor.
“Sí, obvio”, le contestó finalmente Barassi, mientras se relamía y se miró las uñas de la mano derecha, chequeando rápidamente el largo porque estaba por mostrar sus “garras”. De fondo, una música de Kill Bill combinada con el gancho del “Eye Of The Tiger”, de la banda sonora de Rocky, le ponían banda sonora al cruce. “Lo que pasa es que mientras voy ibas al gimnasio, yo estudiaba, me formaba”, empezó Darío. “Y… pero tenés 20 años menos que yo”, se plantó Facundo. “Y bueno, pero a tu edad yo ya estaba en una carrera universitaria: tengo dos títulos universitarios”, devolvió Barassi.
Facundo se mordió los labios y ladeó su cabeza, canchereando la situación, que la remató con un sardónico: “Te felicito”. “No, yo te felicito a vos… ¡te felicito por tus biceps”, le lanzó Barassi y fue por la estocada final: “Espero que algún día te den la caja de ahorros que yo tengo”, cerró sin mirarlo, mientras volvió a chequear el largo de sus uñas y sabiendo que el golpe había sido efectivo. Tanto, que la propia familia del joven Papazian festejó el comentario con una risa general.
Fuente: Infobae