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Miguel Ángel Di Betta, presidente de la Cámara de Panaderos a nivel nacional, acordó este martes con el titular de Comercio Interior Roberto Feletti el precio tope. Panaderos de la provincia dudan que se pueda cumplir con el acuerdo.

El mendocino Miguel Ángel Di Betta, presidente de la Cámara de Panaderos a nivel nacional, acordó este martes con el titular de Comercio Interior Roberto Feletti retrotraer los valores de la harina y así bajar el precio del pan. Sin embargo, la suba de la nafta y los faltantes en el gasoil preocupan a los empresarios locales y pueden generar aumentos por fuera del compromiso.

Como varios productos que se dispararon muy por encima de la inflación en el último mes, la bolsa de harina subió un 53% en apenas 20 días, llegando a cobrarse por encima de los $2.100 y rompiendo el pacto sellado con los privados a principios de año. Tras la reunión de esta semana, afirmaron que la materia prima volverá a venderse a $1.100 más IVA, con lo que redondeará los $1.300 a los que se vendía antes del 10 de marzo. El kilo de pan, entonces, no podrá superar los $260.

“Ese es el arreglo al que hemos llegado y estamos confiados en que se va a poder cumplir”, dijo Di Betta a Canal 7 apenas salido del mano a mano con Feletti. “Será por lo menos por 90 días, así que deberíamos poder asegurar que nadie aplique subas, por lo menos, hasta mediados de año”, cerró.

Pero en Mendoza el temor es que otros insumos terminen dificultando que se cumpla lo acordado. La crisis del gasoil, con faltantes en algunas estaciones de servicio y hasta topes de venta por cliente, también encarece los productos y, en algunos casos, hasta complicó el retorno de los camiones que traen harina a la provincia.

“Tenemos un problema nuevo con esto. No hay combustible por ningún lado y todos los molinos están en Rosario, Santa Fe y Córdoba. Nos hablaban de transportes que vienen a Mendoza o viajan hacia otras grandes ciudades y después no pueden volver o tienen que esperar demasiado tiempo. Es realmente compleja la situación”, graficaba Di Betta la semana pasada.

Ese panorama se suma a los dos grandes incrementos de combustible que hubo este año: más del 20% para algunas de las naftas que, por supuesto, son determinantes para logística y producción. Como si fuera poco, en la provincia también se elevaron las materias primas de los panificados. En algunos casos, como los huevos, casi un 100% en apenas un par de días. También subieron el chocolate, las margarinas y las grasas.

Buscan normalizar la provisión de gasoil

La situación llegó a ser límite en los últimos días. Varias estaciones de servicio comenzaron a pegar carteles que rezaban “No hay” en las bocas de expendio del gasoil, producto de un desabastecimiento que proyectan normalizar a partir de esta semana. Según contaron varios trabajadores, algunas firmas directamente decidieron reservar el stock y no vender mientras esperaban a ver cómo seguía el panorama.

Las causas del problema fueron varias. En primer lugar, hubo una mayor demanda por la cosecha agrícola, sobre todo en La Pampa, provincia de Buenos Aires y el Noreste; pero a eso también se agregaron los avatares de la guerra: Estados Unidos dejó de comprar combustible a Rusia y salió a buscar nuevos proveedores, generando un movimiento en la oferta y, por consiguiente, en los precios internacionales.

En el país, esos valores globales son otro punto de conflicto. Mientras el barril Brent tiene un precio de 100 dólares, el “criollo” se vende a U$S 57, con lo cual los empresarios nacionales aseguran estar trabajando a pérdida, y se lo hicieron saber al mencionado Roberto Feletti con dos presentaciones formales. Todos esos movimientos, sumados a la incertidumbre por posibles nuevas sanciones a Rusia y alzas en los números internacionales, repercuten en los productos domésticos. Entre ellos, el pan.

La guerra subió los precios

El trigo pegó un salto en sus precios mundiales apenas se desató la guerra en Ucrania. Como los dos países en contienda representan el 29% de la producción global, el grano por tonelada pasó de costar 343 dólares en el mercado estadounidense a valer U$S 500. Para que esa volatilidad no arrastrara los valores locales, el Gobierno nacional creó un fideicomiso a partir de un nuevo impuesto al trigo, aunque ese insumo representa una parte menor en el costo final de los panificados.

Con ese excedente subsidiarían a las molineras para que bajen los números de la harina, aunque no será de inmediato. El secretario de Comercio Interior, Feletti, les pidió a los panaderos casi tres semanas de gracia antes de ponerlo en marcha, por lo que recién entraría en vigencia el viernes 15 de abril. Sin embargo, durante ese plazo los valores no crecerían más allá del rango que les solicitó el funcionario: entre $220 y $260 el kilo de pan.

“Los números que se hayan adoptado de manera injustificada deberán ser retrotraídos hacia el 8 o 10 de marzo”, anunció su superior Matías Kulfas a principios de la semana pasada. Agregó que el ministerio de Desarrollo Productivo, pondría a disposición líneas de crédito por casi 8 mil millones de pesos para que los empresarios del agro pudiesen comprar.

Fuente: Diario Uno