El martes 19 arranca una prueba piloto para aplicar la telemetría en los pozos preexistentes, muchos de los cuales ya fueron notificados por no contar con un medidor que es de uso obligatorio.
Administrar el recurso hídrico en tiempos difíciles para una Mendoza que se balancea entre el consumo poblacional y el riego es la prioridad número uno. Por eso, avanza el propósito de fortalecer el control a partir de las facultades del Departamento General de Irrigación, que podría convertirse en el ente que indique el camino a seguir en distintos órdenes, sea planificar inversiones necesarias, optimizar la oferta y regular el consumo.
Si bien este último mandato recae en Aysam (Agua y Saneamiento Mendoza), desde el DGI el proyecto está en marcha. Así lo reconoce el propio responsable del organismo, Sergio Marinelli, quien sabe que deberá terminar plasmándose en una ley, y mientras tanto anticipa algunas decisiones: prohibir los permisos para nuevas perforaciones, que ya alcanza a algunas áreas, no sin medir el consumo de las pozos que están activas.
"Irrigación es el regulador por naturaleza, porque aporta la materia prima. Muchos piensan que asumir la regulación es darle demasiado poder, que de hecho lo tiene, pero nadie va a querer cortar el suministro porque el agua es un derecho humano", resume Marinelli respecto a la reestructuración pretendida con la mira puesta tanto en la oferta como la demanda "con una pequeña unidad de control externo del cumplimiento de los distintos hitos".
Asimismo, el funcionario anticipó la restricción de los pozos para extraer agua subterránea, por ahora en la zona del río Tunuyán Superior por un año "es posible que se extienda al Tunuyán inferior y también al río Mendoza".
Como parte de las acciones, DGI y Aysam suscribieron un acuerdo para la regularización de deuda. Es que la empresa concesionaria del servicio de agua y cloacas debe una cuantiosa suma por la compra de agua desde la reestatización en 2010, de la cual 50% deberá liquidar y el resto devolver en obras a partir del año próximo.
Por el momento, ambas estructuras firmaron una carta-intención que contempla las condiciones para la oferta de agua y una inversión sostenida en el tiempo para mejoras (por intervalos de 5 años con la premisa de bajar el consumo para equipararlo al crecimiento poblacional) que deberá convertirse en ley. Y mientras la prestadora avanza con la micromedición (está en marcha la compra de los primeros 20 mil equipos para el Gran Mendoza), el llamado "Gobierno del agua" en Mendoza decidió crear un fondo para obras en algunas zonas de Luján y en general en áreas urbanizadas con derecho a riego.
Marinelli resalta que "a partir de ahora, si se quiere más agua estará condicionado a hacer inversiones. Es la primera vez que se ponen de acuerdo Irrigación con Aysam, que acepta en cierto modo la regulación y se compromete a bajar el consumo".
Riego por goteo, la gran materia pendiente
Actualmente, la mayor parte de las casi 350 mil hectáreas cultivadas con acceso al riego utilizan el clásico sistema de surcos. Una realidad que debe cambiar más temprano que tarde para ajustarse a un pronóstico hídrico que confirma caudales por debajo del 50% en comparación con otras épocas.
Por eso, una premisa es incrementar el exigüo 15% que representa el riego por goteo o tecnificado sobre la superficie total. El titular de Irrigación se basa en los datos del pronóstico reciente, según el cual "para el río Mendoza, que tiene una complejidad muy grande, es "sequía moderada", y junto con el Atuel su condición es menos mala en comparación con otros. Pero sacándole el agua potable pasa a ser extrema, porque representa una suma fija de 8 m3 por segundo, cada día todo el año".
"El tema si de un caudal de 1.000 hectómetros se le quitan 250 representa un 25%. Pero sobre 800 hectómetros que tenemos este año es 30%. Entonces, río arriba, en el Dique Potrerillos, la situación es más o menos manejable, pero despues de las plantas potabilizadoras pasa a ser complicada para el agro, porque el agua que queda para repartir es muy poca", argumenta al respecto.
De ahí la importancia de la implementación del Proviar II (Programa de Apoyo a Pequeños Productores Vitivinícolas) que se confirmó el jueves 14, por el cual llegarán a Mendoza fondos de un crédito del BID por alrededor de u$s 30 millones para distintos proyectos de mejora del riego intrafincas. Y aunque se estima que recién podría empezar a efectivizarse en el 2022, Irrigación se apoya en distintos convenios con entidades vitivinícolas como Acovi "para seguir midiendo la eficiencia de riego" hasta entonces.
Pozos: entre la restricción y telemetría
En cuanto a las perforaciones, Marinelli subraya que a futuro las concesiones estarán supeditadas a un plazo, a la dotación necesaria de agua para cada tipo de cultivo y también al sistema de riego utilizado.
"Estamos terminando de evaluarlo, pero vamos a restringir los acuíferos del Mendoza y el Tunuyán inferior, como ya se hizo con el Tunuyán Superior por un año. La verdad es que con el pronóstico actual, al márgen de lo que pase con la nieve, el año que viene seguirá restringiéndose", confirmó, como parte de los resultados de medición bianual de niveles a través de una red de monitoreo, que restringe el uso si se detecta un nivel inferior.
Mientras tanto, el martes 19 arranca una prueba piloto para aplicar la telemetría en los pozos preexistentes, muchos de los cuales ya fueron notificados por no contar con un medidor que es de uso obligatorio. La experiencia consiste en empezar a medir de forma remota niveles y el consumo, en este caso con 6 pozos preindicados en el Valle de Uco, mientras se avanza en el control de algunos que según se detectó, están "consumiendo por una superficie mayor a la declarada".
Un dato para marcar la importancia de los acuíferos y de un seguimiento estricto: según Marinelli "al principio de la gestión había 4 mil pozos con permiso y sin concesión (plazo), y logramos regularizar 500. Ahora las concesiones no pueden superar los 50 años, renovables o no, pero además supeditados a que si se cuenta con riego superficial se tecnifique en 5 años".