El julio del año pasado, meses después de que estalló la pandemia del coronavirus a nivel global, en Mendoza se registró uno de los primeros casos de contagio masivos en un mismo lugar. Fue en un hogar para ancianos y personas con discapacidades, localizado en el distrito de Barriales, Junín.
Uno de los médicos que trabajaba allí, en ese momento, fue quien detectó los síntomas compatibles con el Covid-19 entre algunos pacientes, por lo que activó el protocolo correspondiente. Tras ser hisopado, ese profesional junto a algunos colegas y decenas de internos del establecimiento dieron positivo para Covid-19.
Por ese motivo, el galeno se debió aislar en su domicilio. Pero antes de salir de su lugar de trabajo, envió algunos informes a sus superiores a través de la computadora y olvidó cerrar su cuenta de Google.
Es que a partir de ese entonces, producto de ese descuido, que su vida iba a cambiar y transformarse en un calvario. Es que las autoridades revisaron en la computadora donde dejó abierto su mail y descubrieron, a través de su historial de navegación, que era homosexual y padecía VIH.
Según denunció ante la Justicia penal, esa situación fue la que desencadenó su despido a los pocos meses, casi un año después de ingresar a trabajar en esa institución, a la cual llegó referenciado por su amplia experiencia en hospitales, clínicas y geriátricos, entre otros. El médico clínico, especializado en medicina nuclear, presentó a través de sus abogados, Federico Ábalos y Nicolas Casapa Funes, una querella ante un Tribunal Penal Colegiado de la Tercera Circunscripción Judicial por el delito de injurias contra el propietario del hogar y centro de rehabilitación.
De acuerdo con la presentación judicial, fue a fines de julio del año pasado, mientras se encontraba aislado por tener coronavirus, que el profesional de la salud comenzó a ser consultado inesperadamente por sus situaciones personales.
En esos días, recibió una llamada por parte de la directora del instituto, quien le consultó si estaba tomando alguna medicina por el Covid-19, pero a la vez le preguntó si también se administraba alguna otra medicación por su condición de inmunocomprometido, es decir, por tener VIH.
La consulta llamó la atención del querellante, debido a que jamás había comunicado que padecía esa enfermedad a las autoridades de la institución para la que trabajaba.
Tras recuperarse del coronavirus, el médico volvió a presentarse a trabajar el 20 de agosto de 2020. Días después, durante una reunión entre el personal y autoridades del lugar, fue que la directora junto a una colega le comentaron que había dejado su sesión de Google abierta.
Esa situación había provocado revuelo dentro del hogar, debido a que empleados del lugar visualizaron su historial de navegación y páginas de favoritos. Dentro de las mismas, encontraron visitas a varios sitios de adultos con contenido homosexual.
El médico les aclaró que se trataba que páginas que visitaba desde la privacidad de su domicilio, pero que aparecieron en la computadora laborar porque había sincronizado su cuenta de Google, de acuerdo con las fuentes consultadas.
A partir de ese momento, el galeno comenzó percibir por parte de directivos, personal y familiares de internos del instituto, comentarios y preguntar que "afectaron su honor" surge de la querella.
"No sé qué se hace hablando, se hace el señorito inglés y no lo es (…) además debe ser que quiere hacer buena letra, ya que pronto va a ser echado de su trabajo por ver esas cosas que le gustan", fue uno de los cometarios que escuchó el médico por parte de personal del lugar. Asimismo, en varias ocasiones le realizaron bromas subidas de tono con respecto a su orientación sexual y también por ser VIH positivo, lo que provoco una sensación de angustia y ansiedad en el denunciante, agrega. Por ese motivo, el profesional de la salud debió iniciar un tratamiento psiquiátrico.
A través de sus abogados, el profesional también aseguró que incluso en una ocasión lo culparon de "haber contagiado" a los internos que dieron positivo de Covid-19 durante el brote que había ocurrido en el instituto.
Todas esas situaciones relatadas desembocaron en una reunión que mantuvo el denunciante durante un almuerzo la directora del hogar, en el que esta le manifestó que el propietario le había encargado que le comunicara su desvinculación laboral. Fue allí cuando la mujer citó al querellado, quien le habría dicho que "no podían permitir personal en el lugar de trabajo con las cualidades inmorales del doctor (menciona su nombre)", haciendo una clara referencia a su orientación sexual y a la enfermedad que padece.
Tras ser despedido, el médico mantuvo un intercambio de telegramas con el propietario del lugar, en el cual le pidió retractarse por los hechos ocurridos. No obstante, esas situaciones fueron negadas, motivo por el cual el profesional optó por presentar una querella ante la Justicia penal. A partir de la denuncia formulada, El Sol se puso en contacto con el dueño del instituto, así como también con la directora, pero optaron por no realizar declaraciones respecto a la querella.
Fuente: diario El Sol