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En los último 4 años el ciberacoso ha crecido notablemente por la proliferación de las redes sociales y el fácil acceso por parte de menores a estas plataformas. Las historias de casos que terminaron en condenas.

En noviembre de 2013 el Senado de la Nación aprobó la Ley 26.904, que permitió incorporar el delito de grooming o ciberacoso al Código Penal Argentino

La figura prevista por el artículo 131 sostiene: "Será penado con prisión de seis (6) meses a cuatro (4) años el que, por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra tecnología de transmisión de datos, contactare a una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma".

Claramente, se trata de una legislación que tiene poco tiempo y cuyas investigaciones se han ido profundizando y mejorando con el paso de los años. 

En 2018, la Justicia mendocina decidió centralizar las denuncias para que quedaran bajo el ala del fiscal de Delitos Informáticos Santiago Garay, quien interviene en todo expediente iniciado en lo que sería el sector norte de la provincia: Primera Circunscripción (Gran Mendoza y Lavalle), Zona Este y Valle de Uco.

Mientras que, en 2019, fue designado el fiscal de Instrucción Javier Giaroli para liderar las investigaciones de grooming en todo el Sur provincial.

Desde ese entonces, hasta la actualidad, la fiscalía de Garay recibió aproximadamente 500 denuncias por ciberacoso; mientras que territorio sureño, desde agosto de 2019 hasta este año, se radicaron 51 presentaciones judiciales por este tipo de delitos. 

De las causas iniciadas en el sector norte de la provincia, 180 se encuentran en trámite y cuentan con 15 imputados, de los cuales cinco aguardan fecha de debate. 

La información agrega que a lo largo de los últimos cuatro años siete causas terminaron en sentencias, todas en juicio abreviados donde los acusados debieron reconocer la autoría.

Por su parte, en la Zona Sur existen 15 expedientes que están en plena investigación y hay siete imputados. De esos acusados, dos aguardan audiencia de debate abreviado. 

De los expedientes liderados en los últimos dos años y nueve meses por Giaroli, cinco de los acusados fueron condenados en procedimientos abreviados. 

Detalles de las últimas cuatro sentencias y los hechos evidencian las diferentes formas en las que menores de edad son acosadas a través de las redes sociales.

En Instagram

En agosto del año pasado, Pablo Francisco Acaya Reyes (44) fue condenado a tres años de prisión condicional por acosar a una menor a través de Instagram.

La investigación sostiene que fue el 19 de setiembre del 2020 cuando el hombre, oriundo del barrio Rama Caída de San Rafael, se contactó con una adolescente de 13 años por el servicio de mensajería de la red social. 

Utilizando su perfil real, el acosador le envío a la chica un video que duraba 35 segundos. En el mismo, Acaya Reyes aparecía masturbándose, surge del expediente. 

Ante eso, la víctima le advirtió a sus padres de la situación, quienes radicaron la denuncia correspondiente ante la Justicia y aportaron el material que comprometía a Acaya Reyes. 

Poco menos de un año después, el hombre terminó reconociendo la autoría en un juicio abreviado por el delito de ciberacoso sexual infantil y exhibiciones agravadas por la edad de la víctima, en concurso real.

Más allá de la pena condicional, se le impusieron reglas de conducta a cumplir por dos años, tales como la prohibición de acercamiento o contacto con la víctima.

El Juzgado que dictó el fallo también lo instó a concurrir al Cuerpo Médico Forense (CMF) para ser sometido a un examen psicológico/psiquiátrico para determinar si presenta alguna patología de índole sexual que deba ser tratada. 

En Facebook

Otro caso que se definió en el último tiempo fue el de Ramón Antonio Reveco Ibáñez (44), quien quedó comprometido con la Justicia después de que en diciembre de 2020 acosó a una adolescente de 14 años a través de Facebook. 

De manera insistente, en diferentes ocasiones, el hombre le escribió a la menor mensajes en los que dejaba en claro sus intenciones sexuales: 

– "Me darían ganas de darte un beso…tengo ganas de otras cosas pero me tenés miedo o arrugas"

– "Me voy a tener que quedar con las ganas de verte…nada que vos no quieres que pase aparte de un beso"

– "Has pensado cuando me vas a dar ese beso…sera que me las vas a quitar tan lido besas, pero ahora sabés que te tengo ganas". 

Esas son algunas de las frases con las que el hombre domiciliado en calle Ramón Freire al 2100 de Malargüe buscaba cometer un delito contra la integridad sexual de la víctima. 

Por eso, el sujeto fue denunciado y en octubre de 2021 reconoció la autoría durante un juicio abreviado final, al verse complicado por las pruebas. 

Reveco Ibáñez, apodado el Mony, fue condenado a dos años de prisión condicional y el juez Néstor Murcia, del Tribunal Penal Colegiado, le impuso una restricción de acercamiento durante dos años a la víctima, que incluye no comunicarse a través de ningún medio electrónico.

Al hombre también se le exigió la realización de un examen psicológico en el CMF, para determinar si presenta alguna patología y así someterse a un tratamiento para "el control de sus impulsos y mejor trato con el género femenino", reza el fallo. 

Por último, el magistrado ordenó la extracción de muestras biológicas del condenado para incorporarlas al Registro Provincial de Huellas Genéticas Digitalizadas. 

En WhatsApp

La red social de mensajería WhatsApp también suele ser una plataforma constantemente utilizada para el acoso a menores de edad.

Ese fue el caso de una adolescente, de 17 años, quien el 15 de enero de 2021 recibió un aberrante mensaje de parte de un vecino del distrito de Cuadro Benegas, en San Rafael. 

El hombre, identificado como Esteban Omar Ríos Arguello (50), le escribió a la víctima: "Querés ganar 1000 pesos".

Cuando la chica le preguntó a qué se refería, el sujeto que trabaja como mecánico le consultó si estaba sola. Ante la respuesta positiva de la muchacha, le aclaró "estar con un chavón". 

Tras eso, la joven dejó de contestarle y recurrió a sus progenitores para radicar la denuncia correspondiente contra el hombre.

Debido a que la actitud del acusado había tenido como intención menoscabar la integridad sexual de la joven, el fiscal Giaroli lo imputó por ciberacoso sexual a una menor de edad. 

Finalmente, en febrero de este año, Ríos Arguello terminó condenado por esa calificación a dos años de prisión condicional. 

Al igual que en los otros casos, se le fijó una prohibición para acercarse a la víctima o a cualquier persona allegada a ella y de intentar comunicarse con ella a través de medios electrónicos. 

También le ordenaron presentarse a firmar cada tres meses en la Dirección de Promoción del Liberado. 

En la calle

La última de las causas a las que accedió este diario tiene como protagonista a Roberto Jaime Osorio Compagnoni, domiciliado en calle Maza al 1500 de San Rafael. 

El 2 de agosto del año pasado, el hombre, de 58 años, abordó a una alumna de 12 años, a quien le intentó entregarle un chocolate junto a un papel que tenía escrito su número telefónico, sostiene la reconstrucción. 

En ese instante, una maestra advirtió la situación y evitó que se concretara el contacto entre la niña y el jubilado. Rápidamente, la docente le dio aviso a los padres de la pequeña, quienes radicaron la denuncia correspondiente.

Una vez más, la Justicia consideró que la conducta de Osorio Compagnoni tuvo el propósito de menoscabar la integridad sexual de la estudiante, por lo que terminó imputado por grooming en grado de tentativa. 

Casi tres meses más tarde, reconoció la autoría en un juicio abreviado inicial y la jueza María Laura Vera, del Juzgado Penal Colegiado Nº 1, lo condenó a cuatro meses de prisión condicional.

Además, por pedido de la víctima, la jueza ordenó que Osorio Compagnoni utilice durante seis meses una pulsera electrónica para controlar que no se acerque a menos de 500 metros de la menor, y dispuso que esa medida puede prorrogarse por otro medio año.

Por último, también le fijó como condición que se presente a firma en forma mensual ante la Dirección de Promoción del Liberado, mientras cumplía con su condena.  

Fuentes: Infobae con información de El Sol.