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En el último trimestre del año pasado, Renault decidió lanzar a la venta al Kwid, el sucesor del desaparecido Renault Clio Mío. Este cambio generacional es digno de celebración, ya que el veterano Renault Clio cargaba en sus chapas el paso de los años con un diseño y sobre todo una estructura de finales de los años 90, lo que lo convertía en un auto inseguro. El Kwid viene a reemplazar y sobre todo a superar al Clio Mío en muchos aspectos, entre ellos la conectividad y, el más importante, la seguridad.

Este pequeño City Car denominado Kwid aloja en su interior un motor 1.0 de tres cilindros, 12 válvulas y 66 CV de potencia que funciona con cadena de distribución en vez de correa. Cuenta con cierta rumorosidad característica de los tricilíndricos a la que no costara mucho acostumbrarse. En cuanto a consumos el Kwid arroja buenos números necesitando 4,8 lts en ruta a 100 km/h, 7 lts en ruta a 130 km/h y tan solo 7,8 lts para recorrer 100 kilómetros en ciudad. Acelera de 0 km/h a 100 km/h en 13,1  segundos, lo que no es un mal número debido a su potencia, y alcanza una velocidad máxima de 155 km/h. Su potencia de frenado es aceptable, necesitando 44 mts para detenerse de 100 km/h a 0 km/h.

En materia de diseño, el Renault Kwid luce llamativo y moderno, con ciertas formas “musculosas” en su trompa que luce bien plantada, con faros grandes y un rombo prominente acorde con la imagen de la marca, lo que le da ciertos aires de SUV, por lo que Renault promociona a este auto

como “el SUV de los compactos”. En las puertas puede apreciarse un calco que disimula ser un plástico negro y se aprecia agradable. También llama la atención que sus ruedas estén sujetas por solo 3 bulones, algo que no pasaba desde muchos años en la industria automotriz.

A pesar de la impresión de vehículo pequeño que denota por fuera, el Kwid cuenta con un buen espacio interior. Encontramos butacas enterizas y, algo que sorprende gratamente, muy cómodas pero de una altura elevada. Ni el volante ni la butaca regulan en altura, por lo que la posición de manejo a bordo del Kwid no es de las mejores, sobre todo para personas altas. Es destacable que cuente con un buen número de portaobjetos para colocar las cosas de todos los días, sobre todo los que se sitúan debajo de la plancha central entre los asientos, ya que cuentan con un gran tamaño para poner muchas cosas. La visibilidad hacia atrás se ve limitada por una luneta pequeña y los tres apoyacabezas.

Portaobjetos de tamaños generosos

Su interior es de agradable diseño y todo se encuentra bien distribuido, el volante es cómodo y de buen grip. Observando la calidad de materiales, se puede ver una evolución en cuanto al Clio Mío, pero a la vez siguen existiendo plásticos y encastres  mejorables en cuanto a su textura y sus terminaciones (muchos de ellos con rebabas y filos). Lamentablemente, esta calidad de  terminaciones y materiales, se encuentra en la totalidad del Kwid. El sistema de sonido tampoco es de los mejores, teniendo una pequeña tendencia a la distorsión cuando se comienza a elevar el volumen.

El tablero es correcto, sencillo y de fácil lectura. Cuenta con un velocímetro, un cuenta vueltas y una pantalla a la derecha en donde se visualizan datos del vehículo y el medidor de combustible de forma digital, pero carece de un reloj indicador de temperatura, mal por Renault.

En la parte trasera del Renault Kwid comienzan a verse limitados los espacios. Las piernas rozan con las butacas delanteras y la cabeza queda tan solo a 1 cm del techo. Aunque este City Car cuenta con tres apoyacabezas en los asientos traseros, un quinto pasajero viajará apretado e incómodo, ya que le quedará poco lugar, y el casi chato y falso túnel de transmisión también lo molestará.

El baúl es de 290 litros, algo normal en el segmento, con una boca de carga algo elevada. Cargar objetos o bolsas al baúl del Kwid puede ser algo engorroso, debido a que la bandeja de la tapa del baúl no sube lo suficiente, dejando una boca de carga reducida. A su vez el espacio donde se coloca la mano para levantar la tapa también es reducido.

Son 4 las versiones del Kwid existentes, todas cuentan con 4 airbags de serie y ellas son: Life, que cuenta con aire acondicionado, computadora de a bordo, dirección asistida, anclajes Isofix (de serie junto con los Airbags), Radio con USB y Bluetooth, y se comercializa a partir de $310.300. Zen, además de los ítems antes mencionados, cuenta también con cierre automático de puertas, comando a distancia y levantavidrios eléctricos delanteros, se comercializa a $321.600. Intens (unidad probada), a todo lo anterior suma cuentavueltas, faros antiniebla delanteros, navegador GPS, quinto apoyacabezas, radio con pantalla táctil de 7”, USB y Bluetooth, se vende a partir de $337.800. Por último la versión tope de gama denominada Iconic agrega, apertura eléctrica de baúl, cámara de retroceso, espejos eléctricos y se vende al público a un precio de $345.700.

El Renault Kwid compite en el segmento de los City Cars con el Fiat Moby, Volkswagen Up!, Chery QQ y Geely LC. Lo hará a costa de un destacado pack de seguridad y conectividad, así como también de un agradable diseño y consumos contenidos. No cabe duda que Renault vuelve a marcar presencia pisando la ciudad con el Kwid.

Por Pablo Raffo